BUENOS AIRES, Argentina (OSV News) — Muchos pueden pensar que disfrutar de la música clásica y asistir a la ópera son privilegios reservados para los ricos y famosos.
Sin embargo, los grandes maestros de la ópera italiana siempre consideraron su arte como un regalo para todos.
Este mensaje está resonando profundamente en las comunidades de los barrios marginales en las afueras de Buenos Aires, la gran capital de Argentina.
El padre Pedro Cannavó, uno de los curas villeros, se muestra orgulloso cuando habla de cómo los niños desfavorecidos de estos barrios pobres, a menudo afectados por la drogadicción, están encontrando nuevas formas de expresarse al unirse a una orquesta con el apoyo de estudiantes de música de vecindarios más acomodados.
Dentro de los numerosos proyectos de la escuela parroquial Santa María Madre del Pueblo, ubicada cerca del famoso estadio de San Lorenzo, se encuentra una orquesta compuesta principalmente por instrumentos donados. Cada año, culmina con un espectáculo que agota las entradas en una de las mejores salas de concierto de Buenos Aires.
“El proyecto y el evento son una forma de cultivar la cultura y la música en las almas y corazones de los jóvenes del barrio”, dijo el padre Cannavó a OSV News.
“La música une a las personas y también a los grupos sociales, por más que los estereotipos encasillen determinados géneros musicales a determinada clase social”, dijo el Padre Cannavó sobre la ópera, y admitió que muchas personas de la comunidad habrían visto la música clásica como algo para gente perteneciente a otra clase social.
El padre Cannavó recordó su experiencia mientras la comunidad ensayaba. “La gente del barrio se acercaba poco a poco, algunos curiosos, otros sabiendo lo que estaba pasando. … También estaban los familiares de los adolescentes y de los invitados de la orquesta, muchos de ellos emocionados y orgullosos. Fue un espectáculo con un repertorio clásico, pero también con composiciones propias”, dijo.
Algunas de las obras más conocidas fueron compuestas por Giuseppe Verdi y Giacomo Puccini. La orquesta forma parte de los esfuerzos de la parroquia para llegar a los jóvenes, muchos de los cuales son vulnerables a la delincuencia y a las bandas de narcotraficantes.
“Trabajamos con niños de hasta 18 años, se los acompaña desde el arte, el deporte, la educación, tratando de despertar sus intereses para que no estén en las calles”, señaló el padre Cannavó.
“A través de la música y el arte en todas sus dimensiones también se puede expresar lo que hay adentro, no a través de un grito, de un golpe o un arma, sino a través de la hermosa violencia de la música, que es un grito también para el barrio, pero un grito sano, que interpela, que despierta y que compromete”, dijo el padre Cannavó.
La música además permite a los jóvenes mostrarse vulnerables, explicó el sacerdote.
“En el barrio no podés mostrarte débil, pero en la música sucede y es válido. Esta idea de libertad, identificación y poder de expresión dentro del arte es la que prima en las producciones. Las historias de las óperas son tragedias, y lo que se vive aquí en el barrio también”.
“Que los chicos, a través de la música, puedan expresar lo que viven el día a día como una suerte de actualización de estas obras es algo hermoso, porque van volcando sus sentimientos y se van sacando sus mochilas pesadas”, concluyó el padre Cannavó.
Michael Kelly, quien escribe para OSV News desde Dublín, viajó a Argentina para OSV News con las Obras Misionales Pontificias-USA.