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Opinion

Obispo-designado Ruggieri: Un párroco ‘con olor a oveja’

Bishop-designate James T. Ruggieri of Portland, Maine, is pictured in an undated photo. Bishop-designate Ruggieri, who was appointed bishop of Portland Feb. 13, 2024, previously served as pastor of St. Patrick Parish in Providence, R.I., since 2003 and and St. Michael Parish in Providence since 2021. (OSV News photo/Laura Kilgus, Rhode Island Catholic)

By Silvio Cuéllar , OSV News

Un sábado de febrero el padre James Ruggieri, párroco de la Iglesia San Patricio y de la parroquia San Miguel en Providence, recibió una llamada cinco minutos antes de la Misa de vigilia en San Patricio. Era el cardenal Christopher Pierre, nuncio apostólico, informándole que el Papa Francisco lo había nombrado obispo-electo de la Diócesis de Portland, Maine.

El obispo-designado Ruggieri o “Padre James”, como le llaman sus parroquianos, contó que tuvo que sentarse por unos minutos y pedirle al cardenal si le pudiera llamar después, ya que estaba a punto de comenzar la Misa. El nuncio le llamó al día siguiente para confirmarle su nombramiento.

Para mí no fue realmente una sorpresa que el padre James, mi párroco, haya sido nombrado obispo. He tenido la bendición de servir junto al padre James como director de música por cerca de dos décadas, durante las cuales, él se ha ganado una reputación de ser un sacerdote santo, humilde, servidor y muy cercano de su rebaño.

El Papa Francisco, al ordenar a pastores investidos con el ministerio episcopal en la Basílica de San Pedro en el 2021, dio una recomendación clara: “Servir, siempre servir”.

En aquella oportunidad, el Santo Padre exhortó a los nuevos obispos a la “cercanía a Dios, al pueblo, a los obispos y a los presbíteros”. Añadiendo que esta cercanía debería de estar acompañada de la compasión y la ternura.

El obispo-designado Ruggieri, es un sacerdote de mucha oración. Cuando se convirtió en párroco de San Patricio dos décadas atrás, la escuela parroquial acababa de ser cerrada, las colectas semanales estaban decayendo y las finanzas no estaban muy bien, poniendo a la parroquia en riesgo.

Recuerdo que uno de sus primeros actos fue organizar el equipo de servidores. Nos reuníamos mensualmente después de la Misa dominical para orar, compartir una sopa y escuchar las necesidades de la comunidad. Con su ética de dedicado trabajo, acompañamiento cercano de su rebaño, formación de liderazgo y su humildad, poco a poco, la comunidad parroquial se fue fortaleciendo y comenzó a crecer.

Primero añadió una segunda Misa en español, después una Misa el miércoles por la noche, y más adelante una el viernes. Actualmente, cada fin de semana se celebran tres misas en Español, tres en Inglés, una Misa diaria durante la semana y una Misa de sanación al mes.

También construyó una capilla de adoración perpetua, donde los feligreses visitan al Santísimo Sacramento las 24 horas del día, los siete días de la semana. Después instituyó una hora santa por las vocaciones cada mes, y una hora santa mensual con música de alabanza para jóvenes adultos. De la parroquia recientemente han salido dos vocaciones a la vida religiosa y dos seminaristas.

Recuerdo en más de una oportunidad, cuando mi esposa o yo pasábamos por la capilla bien tarde, y encontrábamos al padre rezando delante del Santísimo.

Son tantos los testimonios que personas han compartido en los medios sociales sobre el impacto que ha tenido el padre en sus vidas, que necesitaríamos varios artículos para compartirlos.

Recuerdo hace más de 15 años, después de la Misa en honor a la Virgen de Urkupiña, una procesión salió hacia un estacionamiento bastante grande a tres cuadras, donde se realizó un festival cultural. Era una tarde lluviosa y una señora mayor bien humilde estaba saliendo de la iglesia y el padre James sacó su paraguas y la acompañó al lugar del festival. Fue un gesto tan sencillo, pero a la vez un ejemplo de la humildad y cercanía del padre.

Frecuentemente, el grupo de oración organizaba noches de alabanza y adoración y el padre James, estaba siempre sirviendo y era uno de los últimos en irse, ayudando a limpiar, trapear los pisos y sacar la basura. Incluso ayudaba al equipo de voluntarios a limpiar la nieve. Él sirve liderando con su ejemplo. Creo firmemente que él ejemplifica la frase del Papa Francisco de ser “un pastor con olor a oveja”.

En sus 20 años como párroco, el padre James convirtió a la parroquia San Patricio de una parroquia en riesgo de cerrarse a un vibrante centro de evangelización. Trabajó arduamente creando oportunidades de formación espiritual no sólo con los hispanos, sino también con la comunidad anglo, y se ve el fruto, en el crecimiento que han tenido; cuadruplicando las colectas y duplicando la cantidad de Misas.

El padre James, con su vida y servicio, ejemplifica lo que son las enseñanzas sociales de la Iglesia y el respeto por la vida humana desde la concepción hasta la muerte natural. Antes de ser párroco, él nos acompañó por muchos años a la Marcha por la Vida en Washington D.C. Recientemente, estuvo orando con cientos de feligreses enfrente de la Casa de Gobierno cuando se estaban por pasar leyes para expandir las opciones de abortos.

Así mismo, él tiene un corazón muy cerca de los pobres. Fundó el Ministerio Emmanuel, que lleva alimentos a los más pobres de Providence en un camión de comida con la imagen del Papa Juan Pablo II y la Madre Teresa en un lado y la Virgen de Guadalupe por el otro.

También tuvo la inspiración de reabrir la escuela primaria, como una escuela secundaria preparatoria a la universidad para familias de escasos recursos. La Academia San Patricio, ya ha graduado 15 clases de estudiantes con un porcentaje del 98% asistiendo a la universidad.

Otra área muy importante — además de su labor con los jóvenes y muchas otras iniciativas — fue su apoyo a los ministerios de música y a la liturgia. A lo largo de los años apoyó bastante a los coros ayudándonos a traer liturgistas y compositores que nos enseñen, y también poniendo recursos para mandarnos a conferencias para que podamos formarnos.

Definitivamente el obispo-designado Ruggieri, nuestro querido “Padre James”, ha cumplido su misión en Providence. Ha formado muchos líderes y dejado un gran legado en la parroquia, la escuela y la comunidad.

Lo vamos a extrañar muchísimo, pero sabemos que los planes de Dios son perfectos y que los católicos de la Diócesis de Portland, Maine; recibirán a un pastor humilde con una gran cercanía a Dios y a su pueblo, “un pastor con olor a oveja”.

Silvio Cuéllar es un escritor, compositor de música litúrgica y periodista. Fue coordinador de la oficina del Ministerio Hispano y editor del periódico El Católico de Rhode Island en la Diócesis de Providence.

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