ROMA (CNS) — Contraponer nociones de autoridad y dar preferencia a ciertas verdades cristianas sobre otras no sólo puede descarrilar la asamblea del Sínodo de Obispos sino, peor aún, paralizar la capacidad de la Iglesia de compartir a Cristo con el mundo, dijo el padre dominico Timothy Radcliffe a los miembros del sínodo.
Hablar de autoridad “es un elemento crucial para comprender qué es un sínodo, qué es la Iglesia. Creo que muchos malentendidos sobre la naturaleza del sínodo, la naturaleza de la vida de la Iglesia, provienen de una comprensión demasiado estrecha, política y ejecutiva de la autoridad”, dijo el padre Radcliffe el 3 de octubre.
“Parte de la aventura del sínodo será ver cómo caminamos con una comprensión mucho más rica y diversa de la autoridad”, dijo a los 364 miembros del sínodo en el último día de su retiro de tres días en Sacrofano, al norte de Roma, antes de que el Sínodo se inaugurara la asamblea del sínodo el 4 de octubre.
La Iglesia habla con autoridad, dijo, cuando comparte la belleza, la bondad y la verdad.
Entendiendo la autoridad de esa manera, dijo, está claro que “no necesita haber competencia, como si los laicos sólo pudieran tener más autoridad si los obispos tuvieran menos, o si los llamados conservadores compitieran por la autoridad con los progresistas”.
Incluso en un mundo aparentemente lleno de “noticias falsas, afirmaciones, descabelladas en Internet (y) locas teorías de conspiración”, dijo el padre Radcliffe, en lo más profundo de cada persona hay “un instinto indestructible por la verdad, y cuando se dice, tiene algunos últimos vestigios de autoridad”.
El documento de trabajo para la asamblea del sínodo “no teme ser veraz sobre los desafíos que debemos abordar”, dijo a los miembros votantes del sínodo, que incluyen por primera vez a hombres y mujeres laicos. El documento “habla abiertamente de las esperanzas y los dolores, la ira y la alegría del pueblo de Dios” y pide a los miembros que hagan lo mismo.
“¿Cómo podemos atraer a la gente hacia Aquel que es la verdad si no somos sinceros acerca de nosotros mismos?” preguntó el padre Radcliffe.
Al buscar y compartir la verdad, dijo, es necesaria una “erudición disciplinada” para que los individuos superen la “tentación de usar la Palabra de Dios y las enseñanzas de la Iglesia para nuestros propios propósitos”, que, en efecto, es afirmar, “¡Dios debe tener razón porque está de acuerdo conmigo!”
La oración y la escucha que pide el sínodo son esenciales, dijo, porque “si lo que otro dice es verdad, no puede amenazar la verdad que atesoro. Debo abrir mi corazón y mi mente a la amplitud de la verdad divina. Si creo que lo que el otro dice no es verdad, debo decirlo, por supuesto, con la debida humildad”.
“Si nos dejamos guiar por el Espíritu de la verdad, sin duda discutiremos” durante el Sínodo, afirmó. “A veces será doloroso. Habrá verdades que preferiríamos no afrontar. Pero seremos conducidos un poco más profundamente hacia el misterio del amor divino y conoceremos tal alegría que la gente nos envidiará por estar aquí. ¡Estoy deseando asistir a la próxima sesión del sínodo!”
